Las autoridades literarias advierten:

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4 de diciembre de 2012

Frozen thoughts

La pátina de hielo sobre los adoquines brilla con los primeros rayos de sol. La hierba está cubierta de pequeños diamantes de agua. Una fina niebla lo envuelve todo y hace que la mañana tenga una luz especial. Una locomotora enfundada en un abrigo grueso y oscuro, cubierta con gorro y bufanda, pasa entre la niebla como una exhalación. Al rato pasa otra y después otra. Un lento goteo de máquinas de vaho. No hay raíles pero todas siguen el mismo camino. Los mismo pasos que dan cada mañana y desandan cada tarde.

El tempo en invierno es curioso, nos apresuramos mientras el paisaje se calma. Desaparecen los ruidos, no más cantos de pájaros ni crujir de hojas. Todo está más calmado, más pesado, más plomizo. La naturaleza pide quietud, se dispone a dormir hasta la primavera. El tiempo invita no muy amablemente a quedarse en casa y no hacer mucho alboroto. Pareciera que nos da miedo pisar la calle y que cuando lo hacemos, solo por obligación, procuramos ir lo más rápido que nos permiten nuestros helados pies y pasar el menor tiempo posible en el exterior.

Atrincherados en nuestros búnkers de lana y radiador, cien por cien a prueba de frío, celebramos como niños cuando la tierra decide arroparse con su blanquísima manta. Miramos desde nuestras ventanas, con una bebida caliente entre las manos, como cae poco a poco tapando todos los rincones. Nos encanta el frío, nos encanta el frío desde el calor y la comodidad. Igual que nos encantan las aventuras, en los libros. Nos fascina el peligro, en las películas. Nos atraen los lugares exóticos y vírgenes, en las fotografías. Nos pierde lo inhóspito, lo desconocido y lo salvaje, en los documentales. Disfrutamos con las pasiones a flor de piel, en los poemas. Nos gustan las historias enternecedoras, en las noticias. Nos gusta contemplar grandes batallas, en los cuadros.

Y así, una tras otra, pasan todas por la pantalla de tu ordenador.




3 de diciembre de 2012

Plumas negras

La lírica, la buena, la de verdad, la que te hace encogerte y temblar. La que te hace llover lágrimas, la que te parte por dentro, la que consigue que cada palabra te sacuda entero. Esa lírica nace de almas desgarradas, de personas apaleadas que lloran tinta. De corazones pisoteados y vidas arruinadas. De cuerpos tan sucios que necesitan sacar a la luz su interior porque es demasiado oscuro como para guardárselo, tan sucios que ni siquiera esas piscinas de alcohol en las que se sumergen consiguen deshacer su mierda. Rodeados de una niebla de tabaco barato, esculpen con pluma sus penas en un papel mil veces plegado. Se las arrancan del pecho y las van colocando sobre el folio, sus manchas negras sobre un inmaculado fondo blanco. Tallan con cada trazo torcidos y tortuosos torrentes de tristeza.

Y nosotros, nosotros somos espectadores circunstanciales invitados a este siniestro espectáculo. Y asistimos con gusto a este despliegue de dolor y miseria. Nos recuerda que, sea cual sea nuestro sufrimiento, nuestra herida o nuestra pena, ni estamos solos ni hemos tocado fondo. Es la prueba de que de lo más oscuro puede nacer algo bello, que en los rincones en sombra crecen flores brillantes, que las grandes maravillas se conciben en las noches sin sueño. Son ecos desde el más allá que demuestran que no se ha acabado aquí, que hay más. En la muerte hay vida. Multitud de aves fénix que se yerguen de entre sus cenizas y embellecen nuestros cielos con sus plumas.

18 de noviembre de 2012

Miedo

Fear. Peur. Angst. Paura. Frică. Eagla. Timor. Pelko. En cualquier lengua, en cualquier lugar, en cualquier tiempo.

La reacción al indicio de peligro, la preocupación ante la desgracia inminente, la ansiedad que produce la amenaza de sufrimiento.  En esencia, el encogimiento del corazón ante lo desconocido. La falta de aire y el estruendo de la sangre en los tímpanos previos a un desenlace imprevisible. El desamparo fruto de saberse a merced de lo que venga. La asfixiante incertidumbre. 

Una explosión de adrenalina que infla las venas, el galopar de un caballo salvaje que retumba entre las costillas comprimiendo los pulmones. En la cara, dos enormes pozos de oscuridad intentan captar hasta el último destello. Rocío de invierno en la piel, arena en la garganta. Todo en un solo "tac" del reloj. Una máquina perfecta, una pistola amartillada, una persona presa del pánico. 

No siempre se libera toda esta energía y el miedo se queda dentro. Va calando, poco a poco, una vez tras otra. Un cuchillo que se clava despacio pero sin freno. Hasta llegar a lo más profundo. Hasta dar en el hueso. Hasta aferrarse a nosotros. Nos invade, nos lleva, nos mueve. Aquello que nos atemoriza nos puede, nos controla, está por encima de nosotros. Solo hace falta una pizca de miedo para empujarnos hacia donde sea.

El miedo es el arma más poderosa que existe, el plan de contingencia de la evolución, el "sálvese quien pueda", capaz de despertar lo más primitivo de nosotros. Espolea nuestro instinto de supervivencia hasta límites que jamás nadie creyó posibles, pues alguien presa del pánico es imprevisible. Dicen que el animal más peligroso es el asustado; y el ser humano no es menos. 

Nada de esto es una novedad. A las masas se las doma con miedo, se las guía con miedo, se las ata con miedo. El miedo es la fusta y espuelas de cualquier gobernante. El miedo mata los sueños y los convierte en pesadillas. El miedo pisa libertades, devora argumentos, avasalla opiniones. Inseguridades que no son sino miedos. Miedo al rechazo, al ridículo, a no ser lo suficiente [x], a no saber, a no dar la talla. ¿Te suena? Miedo a la soledad, al dolor, a fallar, a ser diferente, a no ser feliz. Lo de siempre ¿verdad? El miedo lesiona tus ilusiones. Es la peor de las correas, la cárcel con los muros más gruesos.
Se habla mucho de libertad ultimamente. No hay libertad con miedo.

Y tú, ¿de qué miedo cojeas?





2 de octubre de 2012

Linternas fugaces

Oscuro. Brillante. Puntos en la nada. Lejos. Una gran luz. Cerca. Focos distantes de un espectáculo que no llegamos a ver. Ni siquiera escuchando en silencio, con atención, podemos oir algo. Sólo captamos luces distantes. Y soñamos con ellas. Nos obsesionan. Nos imaginamos en ellas o yendo hacia ellas. Inventamos nuestro propio espectáculo. Nos atrae lo desconocido. Desde el principio de los tiempos hemos mirado hacia arriba y nos hemos preguntado por esa representación a la que nadie nos ha invitado. A veces olvidándonos de nosotros mismos y de lo que nos rodea, perdidos en la inmensidad. Absortos en la intrigante oscuridad, con sus misteriosos y lejanos testigos luminosos, que indican que hay algo más allá de nuestra nariz. Algo mucho más grande. Nos recuerda nuestra insignificancia.

Ansiamos navegar hacia ese horizonte desconocido, ya sea con polvos de hada o en naves espaciales. Todos llevamos dentro ese pequeño gran aventurero que sólo quiere aferrarse al timón y poner rumbo a lo desconocido, aunque sólo sea en sueños.

Tenemos un misterioso afán por descubrir. Una inquietud incandescente en lo más profundo de nosotros mismos. Queremos ser –al menos– espectadores de ese concierto universal, asomarnos a las salas del infinito aunque sea por unos instantes.
Nuestra estrategia: conquistar en sueños, soñar con conquistas.

25 de septiembre de 2012

Seashore

Hay una gran diferencia entre hacer algo y hacerlo a la orilla del mar.

A veces ruge tan fuerte que impide hacer nada, incluso pensar, nos llama a gritos, reclama nuestra atención. No se puede hacer más que contemplarlo en silencio. Otras, ese mismo rugir acalla el resto de ruidos y calma nuestros pensamientos, como una suerte de mantra en el que uno desaparece y se funde con la arena y la espuma, con las primeras luces del día. Esas olas que con su ir y venir lavan la orilla, lavan la mente con su murmullo, se llevan todo lo que estorba, los problemas y las preocupaciones. Mecen a uno como un tronco a la deriva, lo arrullan con su nana eterna. Limpio y calmado entra el pensamiento en un rincón de paz dónde pensar a gusto.

No hay nada que hipnotice tanto como el fuego o el mar. Nada que pueda atrapar la mirada absorta de nadie durante horas obligándole, casi sin querer, a pensar, a soñar, a olvidarse.

El mar es vida y muerte, terror, alegría, gloria, esperanza, miedo, pena, belleza, ira, paz... El mar tiene mil caras, es un baúl de secretos y un laberinto, un agujero negro. Uno pierde cosas en el mar e incluso puede perderse a sí mismo –no es nada nuevo– pero puede hacerlo de muchas formas. Puedes extraviarte mentalmente hasta el punto de olvidarte, solo con contemplar las olas. También puedes perderte sobre cuatro tablas y una vela al estilo de los de Jack London en los mares del sur, en busca de ti mismo o de algo menos desconocido. Más triste son aquellos que se pierden, por una u otra razón, en las profundas cavernas de Neptuno para no volver jamás.

Pero en el mar también se encuentran cosas. Desde los tesoros que arrastra la marea hasta esa respuesta que buscabas que, si escuchas con atención, te susurra la brisa marina.

Así

Mares de infinitas tonalidades de verde. Con olas cortas a merced del viento y mareas lentas como los años. Torres de madera rompen sus aguas y aquí y allá pueden encontrarse pequeños islotes. Ríos de arena surcan estos mares sin morir ni nacer en ningún lugar. Es por éstos por los que suelen preferir navegar los viajeros, aunque algunos se adentren en el mar para flotar tranquilos en algún rincón, a la sombra de las torres. Miríadas de criaturas pululan de arriba abajo por estos mares; que son en esencia vida.
Parecen estancados, quietos, inmóviles, ajenos e indiferentes a lo que pase a su alrededor. Pero no, simplemente son pacientes, viven en un tempo diferente. Y mientras todo lo que les rodea se mueve, cambia, muere, ellos crecen, se dejan llevar por los elementos en un cambio lento pero infinito.

Así son estos remansos de paz, refugio de almas solitarias –o solas, que no es lo mismo–, rincón de enamorados, pista de entrenamiento, deleite de niños, paraíso de canes y aves. Así son estos santuarios urbanos, pequeñas válvulas de escape al tedio, estrés y jaleo cotidianos. Esmeraldas discretas que iluminan sobrios trajes grises. Claros en espesas junglas de hormigón y asfalto. Puertos tranquilos en tormentas salvajes. Así son.
Así son los parques.

24 de septiembre de 2012

Vigilando vigilantes, un amanecer en la orilla.

Caminantes que, como soldados de guardia, hacen su ronda entre la arena y el mar; y parecen vigilar que las olas rompan donde deben y los niveles de espuma sean los correctos. Guardianes incansables desde la salida del sol hasta su puesta. algunos cubren su turno corriendo, otros deciden velar por la correcta posición de la tierra y el agua apostados en la orilla con la mirada fija en las olas. Los hay que se hacen acompañar por perros para asegurarse de que todo esté en orden, otros prefieren compañía más humana o ninguna en absoluto. existen unos –más audaces, quizá, o más insensatos– que armados de gafas y aletas realizan su ronda entre las olas.
Todos, sin embargo, desempeñan la inestimable labor de vigilar las costas frente a peligros aún desconocidos. ¿O quizá no, y sólo pasean?



A ellos

A los ingenieros militares constantemente asediados por el mar. A esos incansables guerreros que se baten a cuerpo gentil contra las olas y que sólo se retiran, resignados, tras reiterados gritos de sus superiores. Cazadores de peces con la mirada y expertos buscadores de conchas y piedras peculiares. Bucaneros se creen al desenterrar preciados e imaginarios tesoros de entre la arena. A sus ojos, esas velas que se otean en el horizonte bien pueden ser su soñada fragata o un temible corsario para el que mas vale tener listos los cañones.
A ellos, que se sueñan héroes, piratas, caballeros, pistoleros, aventureros. A ellos, que se sueñan libres y mientras sigan soñando serán más libres que nadie. A ellos, valientes, que han librado más batallas, abordado más barcos, vencido a más dragones, atracado más diligencias y descubierto más tesoros que nadie jamás. A ellos que en su inocencia son dueños del mundo.

Porque importa más lo que uno cree ser, lo que se siente, que lo que se es.



Llamas

Viento de cenizas que infla bolsas de carne. Impulsa cascarones no aptos para tempestades hacia el ojo del huracán. Alegría en nubes grises que brotan de mares verdosos. Nubes que sostienen castillos y edenes, prisiones y bosques. Mayúsculas borrosas. Ríos de cosas, torrentes de emociones, arroyos de ideas. Ríos de cosas que no se pueden pesar en una báscula ni tasar en un mercado. Una lluvia de palabras.

Majestuosas sombras que surcan los cielos, o mentes, ya no lo recuerdo. Incandescentes carbones, hogueras fulgurantes. Mensajes secretos en chispas perdidas.

Palabras que son sólo palabras y que no por juntarlas significan algo. Patrones ocultos en las estrellas, dónde cada uno ve lo que se merece, pero en dónde realmente no hay nada. Sólo destellos lejanos.

11 de agosto de 2012

A la sombra de las gaviotas

Vestidos de sol y sal, tapados por el viento, se amaban dónde se aman la tierra y el mar. Ambos romances, uno eterno y el otro efímero, seguían su curso bajo la constante mirada de los astros. Ajenos a todo salvo a sus parejas, oscilaban entre el clímax y la calma como péndulos atemporales. Nada más necesitaban que la cercanía del otro para ser y seguir siendo. Solos no eran ni podían ser, no se concebía uno sin la existencia del otro, tal era u amor, su unión.

Cuentos de madrugada y otras metáforas imposibles.

Había una vez una chica que quería un novio pera. Si si, como lo oís, una fruta por novio. Suena extraño pero tiene sus ventajas: te lo puedes llevar a todas partes, no se queja y nadie se enterará si lo metes en tu cama. Además, lo puedes girar cual peonza o, en caso de hambre extrema, puedes comértelo sin que te acusen de caníbal. Ahora bien, puestos a llevarlo por ahí un novio nuez sería más manejable, a la hora de meterlo en la cama hay otras frutas y vegetales que harían mejor servicio. Si lo que de verdad te gusta es que gire como una peonza, mucho mejor un novio coco, o un novio naranja. Y sin ninguna duda un novio melón alimenta más y es más dulce que un novio pera.

Entonces por qué pera y no cualquier otro, os preguntaréis. Sencillo, lo que hace especial a la pera no es una de esas cualidades en concreto, sino el poseerlas todas ellas en mayor o en menor medida. Sin ser la mejor en nada valía para todo, quizá por eso ella prefería su pera antes que las otras frutas.



La pera es cortesía de M, la metáfora mía y de las 4 de la mañana.

8 de agosto de 2012

Let the music pump through your veins.

Es algo así como una descarga eléctrica, un impulso que recorre el cuerpo de la cabeza a los pies y te sacude. Aveces más deprisa otras más despacio agita tu cuerpo y te obliga a moverte. Llega a poseerte, a invadirte, a mandar sobre ti y todos los que te rodean. Es magia, ver cómo esa línea de bajo hace botar a decenas, cientos, miles de personas al unísono. Contemplar el efecto que el vibrar de una decena de cuerdas tiene en el público. Cómo se les mueve el cuerpo inconscientemente, cómo se les van las pies y detrás las piernas, cómo se sincronizan las palmas de todos, cómo frenan durante unos segundos al compás de la música para volver a saltar todos al mismo tiempo. Ahí está la verdadera belleza, el individuo que sale de sí, que se entrega y se separa de su cuerpo, que deja de lado todo lo que no sea el sonido. Es la muerte del ego en favor de la música. Una sintonía perfecta con lo y los que te rodean. Es escalofriántemente bello.

Ese es el atractivo de la música en directo, de los conciertos. Ahí la música no se escucha, se vive. Hasta el último acorde tiene algo que decir. A una palabra o movimiento del músico los asistentes chillarán hasta la afonía, saltarán pese al cansancio o bailarán hasta desgastarse las suelas de los zapatos.  Hay música que está hecha para compartirla y que, como la vida, a solas pierde toda su fuerza.

12 de julio de 2012

El camino más largo se hace corto con buena compañía

–¿Hemos llegado ya? –No, es solo un alto en el camino. Recuerda, no sabemos a dónde vamos. Acaba donde queramos que acabe, así que, por lo pronto, no tiene fin. En ningún momento decidimos firmemente echar a andar y sin embargo míranos, ya llevamos un buen trecho. Está siendo un buen paseo, uno de esos que te cambia la vida. Que no sabes a dónde nos llevarán nuestros pies ni a qué ritmo iremos. Tampoco te haces idea de qué nos esperará en la próxima curva ni en la cima de esa colina. Pero no es algo que nos preocupe, nos tenemos el uno al otro. Da igual a dónde, cómo y cuándo vayamos, lo que nos encontremos o las vueltas que dé el camino. De verdad, todo eso da igual. Vamos juntos.

Life is better with company.

11 de julio de 2012

De la soledad y otros fantasmas

Aquel al que le desagrada la soledad es por que se desagrada a sí mismo. Todos debemos aprender a estar con nosotros mismos y no es de extrañar que, a veces, prefiramos nuestra propia compañía a la de otros. La soledad es el momento para el diálogo interior, para profundizar en nuestra identidad. Es en este territorio dónde el "yo" se expande, ajeno a otras miradas, un ego puro. No es un espejo de otros. Es necesario conocer a éste y no temer a la soledad.
Los fantasmas que la acompañan son problemas o preocupaciones que uno debe afrontar solo. Compartir la carga puede aliviarla pero no solucionarla, al igual que no vale de nada esconderse en el alcohol. Los fantasmas se acumulan y corroen si no se sienta uno de vez en cuando a hablar con ellos.
Todo el mundo necesita su propio espacio, un fortín ajeno al resto. El tamaño y lo inexpugnable de éste es algo que depende de cada cuál.

La noche tiene más luces que el día.

Cuando el mundo duerme algunas mentes permanecen despiertas. En el ajetreo o en la tranquilidad, buceando en un mar de alcohol o frente a una taza de café, sumidas en la tristeza o radiantes de alegría. Al igual que nosotros, la mejor literatura fue concebida al abrigo de la noche. Las buenas historias comienzan a oscuras y así, al ir iluminándose poco a poco, muestran lo que sino pasaría desapercibido.
En la oscuridad todo es nada y nada es todo. Cualquiera puede ser alguien, alguien puede ser nadie. Las ideas van y vienen, las palabras también, importan más los oídos, las voces y la música. Todo se siente más, el mundo fluye de forma diferente.Uno puede ver cosas que la luz oculta.

They said it changes when the sun goes down




25 de junio de 2012

Little flames


Existen muchas formas de enfrentarse a esta tragicomedia diaria. Cada uno tiene sus preferencias y sus particularidades, con dignidad, con avaricia, con gracia, con indiferencia, con pasión, con orden, improvisando, con ritmo, con alegría, con dolor, con lágrimas... Pero hay un elemento común para todos: ninguno sale de aquí con vida. 
Elige tu camino, no dejes que nadie te pastoree, que cada día sea mejor que el anterior. La vida debe ser disfrutada, sino no es vida. El objetivo es la felicidad, aquí y ahora, y nada más.
Pero cuidado, si te consumes demasiado rápido no podrás disfrutar de la luz que propagas.






12 de junio de 2012

Me da igual

Me dan igual los finales tristes y los profetas del desastre. Me dan igual los fundamentos biológicos de su puta madre y los principios químicos de alguien sin cabeza ni corazón. Me dan igual las inseguridades y los miedos baratos, las discusiones absurdas y los cabreos sin razón. No me preocupa ni su utilidad ni su fin. Tampoco me importa la opinión de la vecina del quinto ni la del tendero de enfrente. Ahí se pudran las miradas de envidia o desaprobación. Ojalá algunos se traguen sus opiniones y mueran de indigestión. No son molestia problemas y trabas, pues nos los llevamos por delante con facilidad.

Por ese camino con destino a "No me importa" y con paradas en "Me da igual" y "Que os jodan", entre otros, pueden ir desfilando todos esos contratiempos y nimiedades.

Cuando se trata de amor, todo lo demás sobra.


"Love, love, love. What's it good for? Absolutely nothing."
And that's the point, it isn't good for anything, it is good by itself, as it is an end, not a mean.

9 de junio de 2012

El tiempo no existe, no tengas prisa.

Al igual que los tambores que anuncian la batalla, ritmicamente caía el vaso de chupito contra la barra. Uno detrás de otro, incesantes. Trago tras trago en una catarata cristalina. Cada golpe seco de cristal sobre madera sonaba igual que un disparo, y los tiros iban directos al corazón de las penas. Cuando se ha vaciado cierto número de cartuchos el espacio-tiempo se rompe. El dónde pasa a ser irrelevante y el tiempo deja de existir. Esta brecha es tan brutal que no llegará a grabarse en tu memoria.
Todo ha cambiado y enfrentas el mundo de otra manera, con un universo de deseos totalmente diferente, libre, amplio.

Pero todo esto no es más que prestidigitación, pues a la mañana siguiente el retroceso de todos esos disparos pegan de golpe postrando al bebedor de rodillas.



Se puede jugar con muchas cosas pero no con el tiempo.

17 de mayo de 2012

Composición:

Metáforas náuticas y alegorías teatrales flotando sobre un mar de alcohol, me tienen infestado el blog. Y me temo que también la cabeza. Pienso en clave de guión y gavia, de telón y trinquete, de bastidores y bauprés. Se me resbalan las palabras sobre una sustancia color caramelo –y no, no hablo de miel sino de scotch– y se me atropellan en la punta del teclado. Marcan el paso un corazón distendido y un cerebro con alma de funcionario español. Para rematar, se mezcla todo, se agita sin luz solar y se sirve antes de dejarlo reposar.

Para cualquier duda, lea las instrucciones y consulte a su farmacéutico.

15 de mayo de 2012

Free ur soul

"For the night is dark and full of terrors."
Aye, and full of life, hope and cheers.

Cuando cae el telón empieza la verdadera función. Se apagan las luces, se guardan los decorados y desaparecen los trajes. Desnudos de todo, libres.  La oscuridad nos hace creernos libres. Ocultos y a la vez desnudos. Para aderezar la situación no podía faltar esa mezcla de líquido y humo que ahoga cualquier pena, destierra miedos e inseguridades por igual y destituye al tiempo de su autoridad. Con esta compañía todo es flexible, todo es mutable. Nada está, nada estará.

 Sólo la libertad que sientes ahora y el dolor de cabeza que sentirás mañana.

25 de marzo de 2012

Una luz en la oscuridad

Ruido de cañones, polvo, humo, edificios derrumbándose. Truenos, viento, muros de lluvia. Llamas que desafían a las aguas del cielo, columnas de fuego reemplazan a las de piedra. La calma parece haber desaparecido del vocabulario de los presentes, la tranquilidad no es más que un vago y difuso recuerdo y la palabra 'felicidad' es una melodía desconocida.

Sin embargo, en este mundo en colapso queda un punto en paz. Un pequeño bastión ajeno a la destrucción que resiste cada envite de las olas de caos con una solidez asombrosa. Un pequeño rincón en el que se refugian las personas y de la que mana la energía necesaria para que se mantenga unido el mundo. Una tabla de madera en mitad de la tormenta que nos salva de hundirnos. Es el viento que hincha nuestras velas en pleno naufragio. Una mano invisible que nos ayuda a levantarnos y a salir de los abismos más profundos. Nos recuerda que no todo está perdido, que queda algo por lo que seguir adelante.  El amor tiene muchas formas e incluso muchos nombres. Pero una cosa es clara, sin él, el mundo no sería.


9 de marzo de 2012

Hold fast, do not let go the helm

Adelante, siempre hacia delante, contra la lluvia y contra el viento. Adelante, siempre hacia delante, contra el cansancio y contra la pereza. Adelante, siempre hacia adelante, contra todo y contra todos. Sin mirar atrás, siempre habrá algo mejor a lo largo del camino. No te pares, no dejes que nada te frene.

Debemos aprender qué caminos tomar, cuáles valen el esfuerzo y cuáles son una pérdida de tiempo. Perseguir lo que queramos es la única manera de conseguirlo.

Por grande que sea la tormenta y por lejos que esté el puerto, el timón está en nuestras manos.

De la ciencia

Se considerará "ciencia" para la elaboración del presente texto a las tradicionalmente denominadas como ciencias puras o ciencias básicas, excluyendo así a las ciencias aplicadas, las ciencias sociales y cualquier otra. Característica fundamental de esta ciencia básica es que su fin es el ampliar el conocimiento humano sobre determinada materia, independientemente de que pueda tener aplicaciones prácticas o comerciales. Este tipo de investigaciones suele desarrollarse en universidades y no en empresas, ya que no produce ningún beneficio material inmediato.

Se persigue con ella saciar la curiosidad humana, averiguar el porqué de las cosas, para lo que se vale de un método propio. Ahora bien, el método, el cómo hacerlo, ha ido variando según avanzaba la historia, adaptándose a las nuevas mejoras técnicas que han permitido los nuevos descubrimientos. (No se discutirá aquí la validez ni los tipos de método). Condición necesaria para que un conocimiento sea científico es que sea universal y válido. Dado que la ciencia se caracteriza por su lógica interna, si un nuevo descubrimiento desarma esta lógica se intenta, primero, rebatir el nuevo conocimiento y si no fuese posible, se reelabora el esquema lógico cambiando en mayor o menor medida el paradigma vigente. Esa es la estructura de todas las revoluciones científicas. Aunque a veces se piense lo contrario, la ciencia no busca el conocimiento absoluto y es consciente de sus propias limitaciones, como ya expuso Kant con su distinción entre noúmeno y fenómeno, o más adelante Heisenberg con el principio de incertidumbre, estableciendo los límites de la física clásica (que no de la física).

14 de febrero de 2012

"Click"

Ese sonido, o algo parecido, hacen dos cosas cuando encajan, cuando se unen sin problema. Y, figuradamente, también suenan así en nuestra cabeza las piezas de un problema cuando se ensamblan y todo cuadra. Pero también las personas hacen "click" y encajan, a su manera. De manera suave, sin mucho alboroto, como a escondidas. Hasta que, de repente, te das cuenta de que ya no es uno y otro, ni siquiera son dos, sino mucho más. Encajan tanto por iguales como por diferentes, iguales porque son dos partes de lo mismo, diferentes porque se pueden aportar algo, lo que falta de uno lo pone el otro. Porque se ven a sí mismos en el otro pero también ven mucho más. Como entrar en una habitación familiar pero a la vez completamente desconocida.

Podría intentar poner en palabras que se siente cuando uno hace "click" con otra persona, pero sería como intentar describir que se siente al saltar en paracaídas, probar a definir el amor o tratar de explicar que te transmite una canción. Las palabras fallan estrepitosamente a la hora de comunicar sentimientos y sensaciones, sólo pueden ayudar a que los demás las recuerden. Hay cosas que si no se han vivido no se pueden entender.

22 de enero de 2012

A los actores sin guión, a los momentos perdidos, a las decisiones tomadas.

Para algunos, volver a vivir su propia vida sería la peor de las torturas, para otros, la mayor de las recompensas. Poco probable es que se nos aparezca el diablo nietzscheano y nos dé la oportunidad. Sin embargo, la duda sigue ahí ¿merece la pena vivir nuestra vida?¿volveríamos a vivir cada segundo tal como lo hicimos?¿a tomar las mismas decisiones? Más vale que la respuesta sea sí, porque en este asunto no hay dos oportunidades, si no nos gustaría volverlo a hacer, ¿por qué hacerlo la primera vez? No hay espacio para errores, el tiempo apremia, cada tic del reloj es, a la vez, un segundo menos y un segundo más. Un segundo más disfrutado, un segundo menos para que se acabe la función. .

Somos malos actores a los que sólo se les ha concedido una actuación. Podemos cambiar de escenario e incluso de papel pero una vez se levanta el telón no hay vuelta atrás. Tenemos que seguir en escena cueste lo que cueste hasta que se apaguen las luces. Puedes interpretar un papel, modificarlo, inventarte partes o improvisarlo desde cero, todo con la incertidumbre de no saber cuándo caerá el telón. Cada segundo es precioso. Una única oportunidad para hacer la mejor representación que puedas. Lo más triste de todo es que, cuando acabe la representación, no vamos a estar ahí para recibir los aplausos. No dejes las cosas para luego, no vaya a ser que se acabe la obra antes de tiempo y prives al público de ellas. Saca tus mejores trucos, no te los guardes: los versos románticos y las sátiras mordaces, los malabares y los equilibrismos, ese baile que no te sale del todo bien o aquella ridícula coreografía de esgrima. Se el bueno y el villano, el gracioso y el sabio, se cualquiera, se todos o no seas ninguno. Sal a escena y da lo mejor de ti, el público está expectante, la música ha empezado a sonar y el telón sube lentamente. Es tu única oportunidad, aprovechala. Buena suerte.

Y recuerda, cada frase podría ser la última.


21 de enero de 2012

Paraísos ocultos en las nubes

Promesas de humo, palabras vacías. Compromisos forzados, mentiras piadosas. Puñales verbales, heridas figuradas pero no por ello menos dolorosas. Pequeñas sanguijuelas que nos desangran poco a poco y cuando queremos darnos cuenta es demasiado tarde. Construimos nuestros palacios sobre cimientos de porcelana y nos sorprendemos cuando se derrumban. Más vale una modesta y sólida choza que un imponente castillo de naipes. Mejor despacio y seguros que terminar cayéndonos desde las alturas.
No hay que fingir, esto no va de engañar. Las falsas expectativas son una eterna fuente de discusiones, engaños, cabreos, conflictos y guerras.

El valor de una sonrisa

Tan incontrolable que asusta. Esa sonrisa estúpida que asalta los labios cuando piensas en cierta persona, cuando te habla, cuando lees un mensaje. Esa sonrisa que cuenta muchas más cosas que las palabras. Una sonrisa inocente, inconsciente, natural e inevitable. Por esas sonrisas vale la pena poner el mundo patas arriba. Son escasas e impredecibles, nunca sabes quien te va a sorprender sacándote una sin que te enteres. No atienden a razones ni motivos, pregúntate porqué sonreías y no encontrarás respuesta.

Y es lo que le da chispa a la vida, nuestra irrazonable estupidez. Razón de la risa y edulcorante del día a día, la venda que nos impide ver lo que hay a nuestro alrededor y nos hacer ser un poco más felices. Con ella a nuestro lado nos da igual que nada tenga sentido –si te paras a pensar, te darás cuenta de que prácticamente nada de lo que haces es razonable–. Y menos mal, si la vida se guiase por la razón no sería vida. No se puede razonar lo irrazonable.

17 de enero de 2012

Arquitectura de tinta

Recuperando textos viejos, recuerdos garabateados en alguna noche de verano. Noches tranquilas en las que el mar toca una eterna sinfonía para quien quiera escucharla. Con un poco de ginebra y mis pensamientos como única compañía llené páginas y páginas de lo primero que se me pasaba por la cabeza. Desde relatos cortos hasta entradas de diario, pasando por torrentes de sentimientos sin coherencia y barbaridades varias. Algunos han terminado aquí, otros puede que algún día lo hagan y la mayor parte se perderán junto con el papel que los guarda.

No se escribe para los demás. Escribir es como una expedición a lo más profundo de nosotros, una disección sobre el papel. La mayoría de las veces no es agradable, terminas de sangre hasta los codos y se pone todo asqueroso. Pero se aprende, se recuerda, se ven cosas que se suelen pasar por alto o se ven las cosas de otra manera.
Pero la palabra también se puede usar como un lápiz, como ladrillos con los que armar una realidad que dura mientras alguien la lee. Construir mundos enteros en la cabeza de las personas, donde no hay más reglas que las que el escritor quiera. Pintar la realidad, deformarla, estirarla. Pasar de lo ideal a lo grotesco en una línea. Asustar, convencer, emocionar, preocupar, engañar, alegrar, enamorar. El poder de las palabras, la magia de la mentira.

Olor a sal

Entre copas de más y una nube de humo se escabulló mi alma. Esta vez si que me perdí. La dignidad aguantó un poco más, hizo falta más de una botella y alguna que otra sonrisa. La responsabilidad es de las que se acuesta pronto, igual que el sentido común, y no suelen acompañarme de noche. Pero ahí están luego, a primera hora de la mañana listas para echarme la bronca.

Como un barco sin brújula ni capitán. Varado o, en el mejor de los casos, dando vueltas sin rumbo. Queda al mando un segundo de abordo demasiado amigo de la botella como para hacer algo útil y una tripulación que no recuerda lo que era el viento. Y así, a la deriva, hasta que se hunda en una tormenta o algún otro barco tenga a bien salvarlo, seguirá este navío.

Menorca, algún día de Agosto

3 de enero de 2012

Luciérnagas de papel

A veces despacio, tranquilamente, disfrutando cada momento, con calma. Otras con prisas, mal y rápido, ansiosamente, sin pensar. Así es cómo fumamos, y no difiere mucho de cómo vivimos. Todo para que no sirva de nada, para terminar en el suelo, convertidos en ceniza, en polvo. Con cada bocanada estamos más cerca del final, de un final inexorable. Da igual lo que hagamos, cómo lo hagamos o por qué lo hagamos; vamos a terminar apagados de todas maneras.

Pero mientras tanto aquí estamos, un punto de luz en medio de la noche que sueña con ser como las estrellas.