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18 de noviembre de 2012

Miedo

Fear. Peur. Angst. Paura. Frică. Eagla. Timor. Pelko. En cualquier lengua, en cualquier lugar, en cualquier tiempo.

La reacción al indicio de peligro, la preocupación ante la desgracia inminente, la ansiedad que produce la amenaza de sufrimiento.  En esencia, el encogimiento del corazón ante lo desconocido. La falta de aire y el estruendo de la sangre en los tímpanos previos a un desenlace imprevisible. El desamparo fruto de saberse a merced de lo que venga. La asfixiante incertidumbre. 

Una explosión de adrenalina que infla las venas, el galopar de un caballo salvaje que retumba entre las costillas comprimiendo los pulmones. En la cara, dos enormes pozos de oscuridad intentan captar hasta el último destello. Rocío de invierno en la piel, arena en la garganta. Todo en un solo "tac" del reloj. Una máquina perfecta, una pistola amartillada, una persona presa del pánico. 

No siempre se libera toda esta energía y el miedo se queda dentro. Va calando, poco a poco, una vez tras otra. Un cuchillo que se clava despacio pero sin freno. Hasta llegar a lo más profundo. Hasta dar en el hueso. Hasta aferrarse a nosotros. Nos invade, nos lleva, nos mueve. Aquello que nos atemoriza nos puede, nos controla, está por encima de nosotros. Solo hace falta una pizca de miedo para empujarnos hacia donde sea.

El miedo es el arma más poderosa que existe, el plan de contingencia de la evolución, el "sálvese quien pueda", capaz de despertar lo más primitivo de nosotros. Espolea nuestro instinto de supervivencia hasta límites que jamás nadie creyó posibles, pues alguien presa del pánico es imprevisible. Dicen que el animal más peligroso es el asustado; y el ser humano no es menos. 

Nada de esto es una novedad. A las masas se las doma con miedo, se las guía con miedo, se las ata con miedo. El miedo es la fusta y espuelas de cualquier gobernante. El miedo mata los sueños y los convierte en pesadillas. El miedo pisa libertades, devora argumentos, avasalla opiniones. Inseguridades que no son sino miedos. Miedo al rechazo, al ridículo, a no ser lo suficiente [x], a no saber, a no dar la talla. ¿Te suena? Miedo a la soledad, al dolor, a fallar, a ser diferente, a no ser feliz. Lo de siempre ¿verdad? El miedo lesiona tus ilusiones. Es la peor de las correas, la cárcel con los muros más gruesos.
Se habla mucho de libertad ultimamente. No hay libertad con miedo.

Y tú, ¿de qué miedo cojeas?