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27 de enero de 2014

NO TE ENAMORES. Hagas lo que hagas no te enamores. No lo hagas. No pierdas la cabeza, no hagas locuras. No hagas estupideces. No le entregues tu corazón a una sonrisa bonita. No cojas ese vuelo a Londres o a París o a Costa Rica. No pierdas la razón en sus ojos. No dejes que se te dispare el pulso. No permitas que te robe el sueño y te quite el hambre. No te desesperes. Bajo ningún motivo esperes de madrugada, bajo la lluvia. No le regales rosas, ni bombones. No pierdas el tiempo, no gastes tus lágrimas. No estés pendiente del teléfono a las cinco de la mañana. No arriesgues tu salud, no lo abandones todo por su culpa. No te sientas como un trapecista en la cuerda floja a cada gesto suyo. No dejes que ponga patas arriba tu mundo, no dejes que le de sentido a tu día a día. No te enamores. No te enamores, te dirán. No te enamores, te repetirán mil y una veces.

Pero si al final desoyes las voces de la supuesta razón, si tu voluntad flaquea ante sus encantos, si lo haces, si no hay manera de frenarlo, si no puedes evitarlo, y te enamoras; entonces olvida todo lo que alguna vez te dijeron. Olvídate de todo eso, de todo lo que se supone que tienes y no tienes que hacer. Olvídate de los tópicos y las convenciones, o no. Olvídate de la cabeza y de la razón, o no. Haz lo que se suponga que tengas que hacer y también todo lo contrario. Haz lo que te pida el cuerpo. Haz estupideces, muchas, a diario. Espera de madrugada bajo la lluvia, todas las noches si hace falta. Pierde el tiempo, cry a river. Ve hasta el fin del universo para encontrar ese CD o ese libro que sabes que le va a encantar. Deja que esa sonrisa te secuestre el corazón, sumérgete en sus ojos y déjate ahogar. Pasa las noches en vela contando estrellas. Coge el puñetero avión sin mirar atrás, o el autobús o anda quinientas millas y otras quinientas más solo para caer ante su puerta. Juégate la salud, la vida y tus ahorros sin pestañear. Regálale rosas y bombones, regálale un jodido jardín y una pastelería; o mejor, cinco cajas de pizzas y muchas cervezas. Déjalo todo y corre si te lo pide. Pero no lo hagas esperando algo, no lo hagas por conseguir su favor o un lado de su cama. No. Ni siquiera a cambio de un gesto amable o de una sonrisa. No es un intercambio, en un intercambio siempre saldrás perdiendo. Que no te carcoma el desamor o el despecho. Da sin pedir. Sea lo que sea, regálalo incondicionalmente. Lo harás porque –imbécil de ti– su felicidad es tu felicidad.

No te enamores, pero si lo haces, hazlo hasta el fondo.

1 comentario:

  1. Exageradamente buena. Creo que ya te dije que me estaba volviendo adicta a tus escritos, pues esa adicción va in crescendo. Nada más que añadir a parte de: INCREÍBLE.

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