Se ha ido el frío. Hace frío fuera, es Diciembre y nieva, pero no es ese frío. No me he comprado un polar ni una estufa. Tampoco me he dejado los ahorros en licor. No, era un frío que venía de dentro, un frío que brotaba de un oscuro pozo que a veces se nos olvida que tenemos (creo que ya os he hablado de él). Algo ha tapado ese pozo. Y os puedo garantizar que no ha sido a base de objetos ni de comidas navideñas, ya se había ido para entonces.
Es curioso, uno no sabe qué o quién llenará ese pozo hasta que te das cuenta de que ya no tienes frío. Entonces miras hacia el pozo y ahí esta el responsable. Supongo que es así como funcionan las cosas: no sabes lo que quieres hasta que se te planta delante, se choca contigo y te suelta "Hola". Y tú piensas: "joder, era esto". A veces somos así de idiotas.
Así que ven, quédate, que matamos el frío de un beso.
Y gracias.
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