Quizás alguna noche, iluminados por los fluorescentes de alguna de esas muchas estaciones, crucemos la vista.
Quizás, tras cruzar la vista, nuestros ojos vuelvan a encontrarse y decidan quedarse.
Quizás, tras unas palabras tímidas y algún ademán torpe, terminemos quedando a tomar un café.
Qué se yo, quizás todo marche bien y quedemos una segunda vez. No a tomar café, sino a tomar unas cervezas.
Y quizás, sólo quizás, haya una tercera y una cuarta. Tantas que perdamos la cuenta.
Quizás, fruto de un cruce de miradas pueda surgir una bonita historia y muchos recuerdos.
Pero quizás, sólo quizás.
Porque ¿sabes? Para que se dé ese cruce de miradas, deberías levantar la vista del puto móvil.