Existen muchas formas de enfrentarse a esta tragicomedia diaria. Cada uno tiene sus preferencias y sus particularidades, con dignidad, con avaricia, con gracia, con indiferencia, con pasión, con orden, improvisando, con ritmo, con alegría, con dolor, con lágrimas... Pero hay un elemento común para todos: ninguno sale de aquí con vida.
Elige tu camino, no dejes que nadie te pastoree, que cada día sea mejor que el anterior. La vida debe ser disfrutada, sino no es vida. El objetivo es la felicidad, aquí y ahora, y nada más.
Pero cuidado, si te consumes demasiado rápido no podrás disfrutar de la luz que propagas.
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