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17 de mayo de 2011

¿Por qué son necesarios los estudios de Humanidades, Ciencias Sociales y Artes?

Se da por sentado la importancia de entender el mundo que nos rodea pero se olvida con frecuencia la importancia de entendernos a nosotros mismos. De entendernos más allá de nuestra naturaleza animal. Los estudios humanísticos son los estudios del hombre, de su pensamiento y de las manifestaciones y productos de este. Ya sea en forma de leyes, religiones, sistemas políticos, novelas, canciones populares o grafitis. Nos hemos concentrado en lo que nos es ajeno, hemos cambiado el mundo para que se adapte a nosotros descuidando el cambiarnos a nosotros mismos.

Aspira el hombre a conquistar las estrellas sin haber comprendido su corazón. Por mucho progreso científico que se logre seguiremos siendo infelices en tanto que no le acompañe un progreso humano. Estamos construyendo una torre sobre cimientos de cristal, no debería sorprendernos que se venga abajo.

¿Hasta que punto dependemos realmente de este conocimiento? ¿Qué papel juegan en nuestro día a día? El estudio de la Historia nos ayuda a saber porqué somos así, es el cuaderno de bitácora de la humanidad. Observando los aciertos y los errores del pasado sabremos mejor que caminos tomar. Sin la Filosofía seguiríamos en la Edad de Piedra, pues si no nos aventuramos a indagar sobre dónde estamos difícilmente sabremos por donde seguir. Estar perdido no es bueno, pero no saber que lo estas es aún peor. Jugamos a un juego llamado “sociedad” y la Economía, la Política o la Sociología; entre otras, nos ayudan a entender las reglas. Y una vez conocidas las reglas y las bases de este juego podremos construir otros mejores.

Menospreciar el valor de las humanidades es comparable a pensar que un avión sin alas puede volar. Por muy potente que sea el motor científico el avión se estrellará si el desarrollo de las alas no va a la par. La formación en estos campos permite a la población de una región un mayor conocimiento de su entorno y una mayor capacidad para responder a los cambios que puedan producirse, logrando una sociedad más completa y preparada.

¿Y el Arte? ¿Seríamos capaces de vivir sin arte? A diferencia de cualquier otro producto humano una obra de arte es única e irrepetible. Si Cervantes hubiese muerto en Lepanto ¿habría sido alguien más capaz de escribir el Quijote? ¿Podría otro haber compuesto la Novena Sinfonía si Beethoven no hubiese existido? Esa es la belleza del Arte, su individualidad, su singularidad, condicionado por su tiempo y espacio. Frente a los descubrimientos de la ciencia, el arte es creación, es la marca de cada cultura. Lo estudiamos para entenderlo, comprenderlo, disfrutarlo de una manera más completa. Para innovar y crear cosas nuevas debemos conocer los métodos y técnicas necesarios. Pese a su brillantez, un genio precisa de un extraordinario talento y un gran dominio de la técnica. Tan solo al genio es dado/ a un yugo atar las dos [inspiración y técnica] (Bécquer). Pero si no ha estudiado dichas técnicas poco podrá hacer el genio. No muy lejos habría llegado Bach sin estudiar música.

Otra singularidad del Arte es su independencia, no tiene sentido hablar de economía o política si no hay un sustento social. Sin embargo el Arte existe por y para sí. Se puede hacer arte y hablar de él aunque solo existiese un ser humano sobre la tierra, aunque nadie más supiese de su existencia. Se hace Arte “por amor al arte”, para expresar algo por la necesidad de expresarlo. Un grito, ya sea en medio de la noche o enfrente de un auditorio no deja de ser un grito.

"No olviden que a pesar de todo lo que les digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo (...). Les contaré un secreto: no leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, los negocios, la ingeniería... son ejercicios nobles y necesarias para sustentar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor son por lo que realmente vivimos".
-John Keating. El club de los poetas muertos.

A fin de cuentas, los estudios humanísticos no son necesarios por una razón sino para un fin. No son imprescindibles para existir ni para disfrutar de la vida. Son beneficiosos para el “avance” social pero no especialmente para el individuo concreto. Los estudios humanísticos estudian al hombre como sociedad y a la vez configuran aquello que estudian, sin ellos no existiría lo que llamamos sociedad ni viceversa. Son, por tanto, una parte fundamental de un todo mayor.

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