Pájaros a contra luz en los atardeceres.
Arena mojada pegada en los pies.
Tinta que forma negros ríos en las llanuras de mi cuaderno.
Olor a hierba húmeda por la mañana tras una noche de lluvia.
El "crack" de los cubitos de hielo al caer en el té hirviendo.
Máscaras de colores detrás de las que esconderse.
Gotas, gotas de ilusión que resbalan por el cristal de mi ventana.
El martilleo constante del teclado, más constante que el "tic-tac" de un reloj.
Un cajón lleno de deseos y una papelera a rebosar de esperanzas.
Pilas de aburrimiento por todas las esquinas.
Y noches de verano, largas o intensas o tristes o frescas o todo junto o nada de eso.
y nada más, o no.
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