A veces despacio, tranquilamente, disfrutando cada momento, con calma. Otras con prisas, mal y rápido, ansiosamente, sin pensar. Así es cómo fumamos, y no difiere mucho de cómo vivimos. Todo para que no sirva de nada, para terminar en el suelo, convertidos en ceniza, en polvo. Con cada bocanada estamos más cerca del final, de un final inexorable. Da igual lo que hagamos, cómo lo hagamos o por qué lo hagamos; vamos a terminar apagados de todas maneras.
Pero mientras tanto aquí estamos, un punto de luz en medio de la noche que sueña con ser como las estrellas.
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