La biblioteca tiene su encanto.
Tu cara de sueño por estar aprendiendo.
Tu mirada cansada planeando sobre los apuntes.
Cómo te encaramas sobre la mesa para escribir.
Tu cuerpo cuando grita en silencio, con cada gesto, que se muere de sueño.
Tus salidas constantes a por café y tabaco.
Cómo besas el cigarro con gesto nervioso.
Tu voz, un susurro alegre incluso tras horas de estudio.
Y tu sonrisa.
Joder.
Tu sonrisa.
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