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21 de agosto de 2014

Escribamos algo nuevo

No sé vosotros, pero yo estoy hasta las narices de leer siempre sobre lo mismo. Alcohol, nicotina, corazones pisoteados y gesto serio. Harto. Todo visto a través de un cristal translúcido de tanto usarlo que le da un tono oscuro, como el fundido final de una de esas películas en blanco y negro. Cansado de intuir el hilo de todo el texto en el tercer adjetivo. Empezar cada línea esperando un juego de palabras original o una metáfora poco gastada, para terminarlas con una decepción.

Aún aguardo con ingenuidad un giro brusco de la línea general, un cambio de tono a media página, un tema poco prostituido. No sé, algo. Mi horizonte de expectativas es —creo— bastante modesto. No pido tanto, ¿no? Saliros de los tópicos, copón, que es gratis. Dad un paso fuera de los ceniceros llenos y las botellas vacías, del vaso firmado con carmín y de aquella sonrisa. Olvidaos de una puta vez de su mirada y de aquella manera que tenía de beber cerveza. Salid de esas sábanas tan frías y quitaos su ausencia de encima, que fuera hace sol.

Últimamente parece que no se puede escribir sin hablar de polvos de una noche y amores de una vida. De la botella de Jack y la bolsa de María. De habitaciones iluminadas por la escasa luz que se cuela entre las persianas y por relámpagos de pasión. Es abrumador, no llevo leyendo ni tres líneas y ya está la escena llena de humo. No creo que acabe el párrafo sin calarme hasta los huesos en una tormenta emocional. Con un poco de suerte se puede llegar hasta las medias rotas y los tacones apoyados en la acera sin resbalarse con las lágrimas tintadas de rímel. Probablemente para acabar el texto tenga que hacer acrobacias para vadear tanta entropía y tanto caos. Eso si no me corto con la alfombra de cristales rotos, porque con este humo uno no ve dónde pisa. Gracias a dios, detrás de alguna coma habrá unas cuántas cervezas esperando. Con un poco de suerte incluso habrá un puñado de risas.

Que todos estamos jodidos, que sí. Que a todos nos duele el corazón, también. Que empatizamos al primer desamor y nos ganan en la segunda calada. Pues sí, somos así. Pero escribid algo nuevo.

Igual es cosa mía, eh, que me rodeo de melancólicos y poetisas. Igual es cosa mía, que tengo demasiado trillada la "poesía moderna" y termino leyendo siempre a los mismos. Igual es cosa mía, que la lírica me aburre. No sé, quizá por eso siempre he preferido las historias. A mí se me gana con relatos, no con versos.

Lo dicho, harto.

Hablo para vosotros, pero también para mí. Que aquí monotemático soy yo como el que más.

A ver si escribimos algo nuevo, ¿no?

1 comentario:

  1. Esto del monotema demuestra que somos todos iguales. Que, a grandes rasgos, nos mueven las mismas pasiones, los mismos deseos. Tenemos un bagage cultural similar y nuestras escasas experiencias vitales no dan mucho de sí. Hemos vivido lo mismo y sentido lo mismo, la verdad es que sería sorprendente que no escribiésemos sobre lo mismo.

    Creo que cualquier intento de salirse del monotema va aser eso, una falacia.

    De todas formas, mucho nos quejamos, pero nos encantan nuestros tópicos jajaja

    Interesante lo que dice el buen señor sobre el amor y el miedo.

    PD: Mis disculpas por responder tan tarde, tengo esto un poco abandonado.

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