Eres una ausencia difusa, insistente, constante.
Creí que no lo serías.
Creí que te quedarías en el capítulo anterior,
en una página perdida muchos meses atrás.
Pero no.
El libro quedó abierto por tu página,
apartado en una esquina de la mesa.
Han ido y venido otros libros,
otras páginas.
Meros panfletos a tu lado.
Ahí seguías tú, estando sin estar.
Ahí seguía yo, haciendo como que no estabas.
Ahí seguía yo, pasando páginas;
páginas de libros que nunca me interesó leer.
No sé si quiero leerte
o cerrarte definitivamente.
No lo sé.
Solo hay una cosa que tengo clara:
Nada puede tener futuro teniéndote presente.
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