Podría hablaros de lo infinitamente perdidos que estamos. De ese improvisar hoy el mañana sin ningún rumbo claro. De resolver el instante sin tener ni puta idea de a dónde queremos llegar. De ese errático andar con el que recorremos nuestro día a día. Podría hablaros de eso, pero sabéis tanto o más que yo.
Podría hablaros de esa maraña de sentimientos que nos da pereza desenredar. De ese amor que viene y va. De esos cambios de humor. De ese no dormir hoy porque la cabeza no nos deja en paz y de ese dar vueltas en la cama mañana porque el corazón está gilipollas. De ellos y de ellas. Podría hablaros de eso, pero nada nuevo os puedo contar.
Podría hablaros de cosas alegres también. De risas alrededor de hogueras. De noches inolvidables y fiestas históricas. De conciertos improvisados con la cerveza como única musa. De viajes increíbles y amigos más increíbles aún. De salir 'a tomar algo' y volver por la mañana. De no dormir y no comer, porque ¿para qué?, pasarlo bien es mucho más importante. Podría hablaros de eso, pero no quiero aburriros.
Podría hablaros de sus sábanas. De esa manera que tiene de mirar, de suspirar, de gemir. De mil historias, cigarros, paseos y polvos. De presentes radiantes y futuros imposibles. De sueños hechos realidad y de sueños hechos pedazos. De esa canción que... ya sabéis. De ese hablar mediante caricias. De besos furtivos en un portal. Podría hablaros de eso, pero ¿qué os voy a contar que no hayáis echado de menos ya?
Podría hablaros de muchas cosas, pero nada que no hayáis oído, visto, vivido, probado, sufrido, temido, disfrutado... Podría hablaros de muchas cosas, pero no quiero abusar de vuestra paciencia.
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